lunes, 30 de marzo de 2015

La Escuela Especial existe

¿Por qué reafirmar que la Escuela Especial existe? ¿Por qué la Escuela Especial queda en entredicho cuando, se habla de inclusión escolar? ¿Por qué la Escuela Especial, por su sola existencia, es para algunos discursos un obstáculo para la inclusión de niños y jóvenes con discapacidad, en el sistema educativo hoy? Porque así llegan las noticias a un público cooptado en su ingenuidad o indiferencia. “Lo humano llega donde llega el amor; no tiene otros límites que los que nosotros le ponemos”. Italo Calvino -La Jornada de un escrutador- (1) ¿Por qué reafirmar que la Escuela Especial existe? ¿Por qué la Escuela Especial queda en entredicho cuando, se habla de inclusión escolar? ¿Por qué la Escuela Especial, por su sola existencia, es para algunos discursos un obstáculo para la inclusión de niños y jóvenes con discapacidad, en el sistema educativo hoy? Porque así llegan las noticias a un público cooptado en su ingenuidad o indiferencia. Porque existe, existió y puede dar cuenta de su día a día. Porque genera permanentes estrategias para hacer de la inclusión de las personas con discapacidad una posibilidad práctica. Porque posee capacidad docente y colaborativa. Porque se articula con otros niveles, preocupados y ocupados en una nueva imagen de escuela. Por que no solo responde a principios educativos universales, sino que sus experiencias singulares (2) hacen de ella un verdadero vector para la inclusión. De esta forma, la Escuela Especial da sustento, da consistencia a la Modalidad Especial, una no es sin la otra. Parecería que hay una tendencia, que pone en zona de riesgo a la Escuela Especial subsumiéndola en el concepto de Modalidad. Este escrito se propone coadyuvar a sostener esa sutil diferencia. Hay Escuela Especial, y hay Modalidad porque hay Escuela. No hay Modalidad Especial sin Escuela Especial. Merodeos por noticias equívocas Explicar lo obvio, suele a veces ser lo más complejo y difícil, transmitir la esencia y sentido, de lo que está allí ante nuestra vista, puede nublar nuestra capacidad de entender. Algo de esto, posiblemente esté ocurriendo, cuando un conjunto de personas buscan firmas para “defender la Escuela Especial”. Otras se fotografían con un cartel en el que puede leerse “Sí a la escuela especial”. Padres desconcertados, que después de unos cuantos sinsabores, adhirieron a un proyecto escolar para su hijo/a, que les permitió una exclamación aliviada, “Por fin”, quedarían ahora privados de tal posibilidad. Más algunas preguntas de sana inquietud como: “¿Alguien me puede explicar que está pasando?” Esos comportamientos resultaron una reacción, ante dos noticias por lo menos, de no poca repercusión: La unificación del sistema educativo como única oferta escolar para niños y jóvenes con discapacidad (3), y la modificación de la Ley de cobertura para la Discapacidad 24.901 (4). ¿Qué está pasando? Y, es complejo, “la complejidad de las cosas le parecía como una superposición de estratos netamente separables, como las hojas de una alcachofa; otras en cambio, le parecía un aglutinamiento de significados, como pastas de engrudo”, nos recuerda I. Calvino en otro pasaje del texto citado en el epígrafe. Efectivamente las Escuelas Especiales, han quedado en el centro de una polémica, que por momentos se vuelve pastosa como un engrudo, y en otros se avizora alguna luz, de aquellas que posibilitan un análisis más razonable y optimista. Análisis, de esos que viabilizan alguna hipótesis. Por ejemplo, la Escuela Especial puede estar en las representaciones de muchos, como un “rincón” del inmenso mundo de las Escuelas del Sistema Educativo, entonces podría ser esta, una oportunidad para demostrar que no se trata de las escuelas del “rincón”, encerradas en un mundo sin comunicación con el resto, sino de Instituciones Educativas con la misma finalidad pedagógica que todas, es decir con el propósito de que los alumnos aprendan, que tengan acceso a los contenidos de la cultura y se ciudadanicen. Un argumento común: punto de entrada en “zona de riesgo” Se arguye que la Escuela Especial segrega y deviene obstáculo para la inclusión. Y es este justamente un argumento sesgado. Porque la Escuela Especial existe, porque docentes especializados trabajan todos los días por la inclusión, y porque familias, en gran número, eligen un proyecto educativo que les vectoriza el aprendizaje y participación de sus hijos/as en la sociedad. Pues, entonces, resulta franca y humanamente mezquino, legalmente incorrecto y pedagógicamente reduccionista, defender la búsqueda de efectos de las iniciativas mencionadas en párrafos anteriores. No hay ninguna pretensión de verdad en estas últimas afirmaciones, sino más bien una invitación a encontrar su correlato empírico visitando diferentes Escuelas Especiales cercanas a cualquier domicilio, localidad, región, jurisdicción. Dar consistencia a la búsqueda de la unificación del Sistema Educativo, podría dejar veladas las diferencias, anulándolas en el mismo acto en que se dice pretender incluirlas, excluyendo además a las escuelas especiales de las posibles opciones educativas que la Ley Nacional de Educación de nuestro país propone, expropiándoles su experiencia. Hacer entrar a la Escuela Especial, en la lógica binaria de “Especial o Común” a la hora de elegir un proyecto educativo, para que un niño/a o joven con discapacidad transite por los espacios de formación para los que le asiste un derecho, es por lo menos un reduccionismo, que obtura una primera pregunta: ¿Qué es lo mejor para este niño o joven en cada momento?, porque en cada una de estas instituciones de Educación Especial se la formulan a cada paso. Un sistema unificado resta opciones. Entonces, en principio, unificar no es sinónimo de incluir, sino más bien de simplificar, que si lo leemos en términos matemáticos es reducir a uno lo diverso. ¿Cuántos niños/as y jóvenes asisten diariamente a Escuelas Especiales? Aproximadamente 7.000 alumnos con diferentes discapacidades, asisten a establecimientos de Educación Especial de Gestión Pública y Privada en la Ciudad de Buenos Aires (5), distribuidos en todos los Niveles educativos; Pre Primario o Inicial, Primario, Post-primario y medio. Cabe aclarar que el Nivel Pos-Primario es un nivel que en educación común prácticamente no existe, por lo que la inclusión en una escuela común es poco viable y pone en riesgo la formación laboral, las pasantías y el camino a la inclusión en pleno empleo de más de 3.000 jóvenes con discapacidad, solo en la CABA. Detrás de los números también hay explicaciones, es por eso que el Dr. Miguel Angel Rivas en el Pórtico del libro “Necesidades Educativas. Vulnerabilidad y exclusión social” (6), nos invita a pensar en la intencionalidad de la reducción del costo económico de la discapacidad: “Las políticas y estrategias en discapacidad son aquéllas que buscan la reducción del costo económico de la discapacidad a través del aumento de la capacidad funcional de las personas con discapacidad y la reducción de barreras que impiden su acceso a las oportunidades sociales y económicas”. En nuestro país se gasta y/o considera pérdida, en discapacidad, el 5.35% del PBI global total, también aclara Rivas. Si de lo que aquí estamos hablando es de sustituir, la Escuela Especial por la inclusión en Escuela Común, por una cuestión de costos, es aún más preocupante. Y no una causa menor, para el proyecto de ley que deroga un derecho que con mucho esfuerzo han conquistado las personas con discapacidad, a través de la ley 24.901. ¿Qué se puede inferir si no?, que las buenas intenciones de la inclusión, enmascaran la búsqueda de la reducción de un costo económico, y dejaría bastante que desear a la hora de hablar de Buenas Prácticas con la discapacidad. La escuela especial, un lugar para Buenas Prácticas La segregación es tan antigua como la razón misma (7). Por esto mismo y para revertirlo, y evitar que la inclusión sea la Crónica de un des-encuentro anunciado (8). Debemos olvidar, aunque sea por un instante los determinismos, y poner en análisis las Buenas Prácticas con la Discapacidad (9). El concepto de Discapacidad propuesto por la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad es un concepto de carácter dinámico, y permite la reflexión sobre las prácticas, dice Liliana Pantano. Toda una declaración ética. Reflexión sobre Buenas Prácticas para evitar todo tipo de discriminación que obstaculice las libertades y la sujeción al derecho. Como se viene exponiendo en este escrito, el sentido de obstáculo, está puesto según los reformistas, y con fuerza, en la existencia misma de la Escuela Especial, sin trasponer siquiera sus puertas, a tal punto, que se hace necesario remarcar, subrayar y dar consistencia a los principios inclusivos que caracterizan a los establecimientos que imparten “especializadamente” Educación, para demostrar que este tipo de Escuelas “garantiza una mejor inclusión”. Son estas Escuelas, desde su cotidianeidad, que ejemplifican y proyectan Buenas y mejores Prácticas en la línea marcada por Liliana Pantano. Porque los que asisten a diario recurren e indagan en estrategias que devienen en “formas óptimas de ejecutar procesos que pueden claramente servirle de modelo o de orientación a otras personas u organizaciones” (10). Y entonces, si es la Escuela Especial la que históricamente ha dado respuestas a la Discapacidad, instrumentando a las personas para una mejor inclusión y menor discriminación, ¿Por qué deviene hoy “centro de tormenta”? Se trataría en principio, nos expone, Carlos Skliar (11), de la relación ambigua y contradictoria entre la razón jurídica y la razón ética, la inclusión, continúa el autor, es asumida, la mayoría de las veces, desde el punto de vista de un conjunto de derechos inobjetables, pero si la razón jurídica se antepone a la ética no pueden ser solidarias. Es allí donde la trinchera binaria genera situaciones como, estas a las que asistimos en los últimos días, escuela especial excluida cuando de inclusión se trata. Un ejemplo de Buena Práctica En los últimos tiempos la Escuela Especial, ha ido mutando la composición de su matrícula, especialmente en los Niveles Educativos Inicial y Primario. Esto demostraría en principio que para muchos, la misma no esta siendo, una primera opción, de proyecto educativo para niños y niñas con discapacidad. Esto es, que un importante número de alumnos/as que asisten a Escuelas Especiales, provienen de experiencias de Integración. GEEEBA (12), realizó un estudio al respecto, en la búsqueda de dar más y mejores opciones a esta especificidad de matrícula. Se ha encontrado el siguiente panorama: El 50% de las Instituciones de Educación Especial Privada, en este caso, tuvieron o tienen en el componente de su matrícula, alumnos/as con discapacidad con experiencia previa de inclusión en Escuela Común. Este porcentaje se repite en los Niveles Primario y Post Primario. En el total de la matrícula esto se corresponde con un 35% de alumnos (en el 50% de las escuelas) de los cuales el 63% recibieron apoyo de maestra integradora en tiempo parcial o total. El interrogante que se impone es, ¿Cuáles serían las razones más frecuentes de derivación o ingreso a la Escuela Especial cuando la primera opción fue la inclusión en una Escuela Común? Del análisis de la mencionada encuesta, surge que la mayoría de los alumnos/as que solicitan matriculación en Escuela Especial, presentan en sus aprendizajes un desfase mayor a dos años en comparación, con el grupo de pares con el que han venido transitando la escolaridad, y en relación al Diseño Curricular, lo que torna dificultosa la inclusión en grupos escolares de Educación Especial. Las Escuelas Especiales proceden entonces, a la evaluación minuciosa de las capacidades desarrolladas y de las reales condiciones de aprendizaje, y entonces, poder ofrecer, Proyectos Pedagógicos Individuales que posibiliten mejores adquisiciones para la continuidad de la escolaridad y la inclusión socio-laboral. Esta nueva y Buena Práctica es la estrategia que se está desarrollando para dar respuestas a las secuelas de procesos de inclusión que solo responden a la razón jurídica, indiscutible por cierto, pero que no atiende a los imperativos de la constitución subjetiva de cada niño/a en diferentes momentos de su escolarización. Porque, se estaría excluyendo la razón ética que es la que asiste a la hora de la pregunta ¿Qué es lo mejor para este niño o joven en cada momento de su devenir escolar? Si damos respuesta a este interrogante, con Buenas Prácticas transparentes y replicables, estaremos seguramente más cerca del respeto y más alejados de un des-encuentro anunciado. Como reza el epígrafe..lo humano llega donde llega el amor… Algunas reflexiones finales - Las Escuelas Especiales existen, y dan respuesta a las demandas de aprendizaje de niños/as y jóvenes con discapacidad desde siempre. - Las Escuelas Especiales tienen historia y experiencia, y un saber hacer con la discapacidad que vuelve irreemplazable su existencia. - Las Escuelas Especiales son vectores insoslayables de la inclusión, por que está en su esencia fundacional, incluir en el sistema educativo a aquellos que quedaban excluidos. - Las Escuelas Especiales forman parte de un conjunto de opciones educativas, por lo tanto su exclusión reduciría a uno lo diverso. - Las Escuelas Especiales deben ser reconocidas como un lugar de “Buenas Prácticas” con la discapacidad y no estigmatizadas por representaciones sesgadas. - Las Escuelas Especiales deben ser valoradas en su quehacer desde la ética del sujeto, para que esta ética sea solidaria de la razón jurídica, permita que se cumpla y no que se imponga. Notas: 1- Este libro de Calvino trata de una cuestión contemporánea y un relato entreverado de reflexiones políticas, filosóficas y religiosas, surge de su experiencia en unos comicios en que una de las mesas electorales funciona en el Cottolengo. 2- María Angélica Fontán en La Educación Especial Hoy Ed. El escriba – GEEEBA 2010. 3- Chicos con discapacidad piden que se estudie en Escuelas Comunes. La Nación online 13 de octubre 2014. 4- Ley 24.901 ley de sistema de prestaciones básicas de atención integral a favor de las personas con discapacidad, intenta ser modificada en el punto en que la cobertura prestacional ya no se reconocería en escuelas especiales sino en escuelas de escolaridad común. 5- Fuente Ministerio de Educación de la CABA. 6- Dadamia, Oscar Miguel Necesidades Especiales. Vulnerabilidad y Exclusión social. Editorial LUMEN – Buenos Aires 2013. 7- Alberto Crespo, cita a Derrida en su compilación “De la Escuela Especial a la Inclusión social” – Bs.As. Letra Viva 2009. 8- María Angélica Fontán en Crespo Alberto Compilación. “De la Escuela Especial a la Inclusión social op.cit. 9- Liliana Pantano en Crespo Alberto Compilación. “De la Escuela Especial a la Inclusión social op.cit. 10- Liliana Pantano op.cit. 11- Carlos Skliar – De la razón jurídica a la pasión ética en La Educación Especial Hoy – Publicación GEEEBA – Buenos Aires 2010. 12- Grupo de Establecimientos Educativos Especiales de Buenos Aires.

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