lunes, 25 de abril de 2011

La dura lucha de los padres para que integren a Leandro



Sufre atrofia espinal progresiva, lo que le impide movilizarse, pero tiene uno de los mejores promedios de su curso. Las escaleras para ir a algunas clases son una barrera infranqueable.



(Diario Rio Negro) VIEDMA (AV)- Verdadera integración, es el objetivo y la lucha de los padres de Leandro Miller. Tiene 15 años y, a pesar de las barreras físicas, tuvo el mejor promedio de la primaria, premiado con la bandera, y sigue ese camino en el tercer año del secundario que cursa en el Paulo VI de Viedma, al que concurre desde el jardín. La falta de respuestas de Educación lleva ahora a sus padres a la justicia.
La atrofia espinal progresiva que padece requiere de una adecuada y permanente rehabilitación para evitar que pierda la fuerza muscular, que es irrecuperable. Esto le produce además cansancio físico permanente. "Soy más lento para escribir pero me ayuda tener buena memoria", explicó Leandro al señalar que por su falta de fuerza, por ejemplo, no puede sacar la carpeta de la mochila o escribir durante varios minutos sin parar ni hacerlo con la misma velocidad del resto. "Los dictados son los que más me cuestan, pero memorizo todo lo que la profe dicta y logro terminar mucho más tarde que el resto pero sin repreguntar", acotó y destacó que con la mayoría de sus actuales compañeros empezó jardín. "Son mis amigos y desde que éramos chiquitos me ayudan con la silla como algo natural". Lucha mediante, sus padres siempre lograron que se movilizara en lo más adecuado para retrasar el avance de la profunda escoliosis y a la vez que le permita algo de independencia. Desde hace unos años el Ipross le proveyó una silla eléctrica que con solo accionar una palanquita -que Leandro disfrazó con una pelotita de golf- puede moverse libremente en lugares adecuados.
Más allá de lo que implican estas patologías desde todo punto de vista, la integración de Leandro ha sido un valor agregado a la lucha familiar. "Años para avanzar, hasta con amenazas de encadenarnos frente a Educación cuando pedíamos un acompañante que finalmente logramos", recordó su mamá Gladis, una mujer fuerte de contextura y carácter pero que se quebró al detallar la negativa del área de becas del gobierno provincial cuando fue a inscribir a su hijo. "Fuí porque es un derecho de Leandro por sus méritos, a pesar de costarle el triple que a los demás chicos, pero me contestaron que no le correspondía porque mi marido es (trabajador) estatal. Terminé exponiendo su enfermedad cuando él se ha ganado la posibilidad de ese beneficio por las notas logradas con tanto esfuerzo", sostuvo. Una respuesta similar tuvieron cuando pidieron a Educación una de las tantas computadoras que entrega "a las personas con discapacidad como ellos promocionan". Esta vez la excusa fue que Leandro concurre a una escuela pública de gestión privada "en la que pagamos 10 pesos por mes a la cooperadora y es optativo".




No hay comentarios: