viernes, 5 de julio de 2013

Un programa mejora la rehabilitación de chicos con discapacidad a lomo de caballo

Lo ofrecen en el Hospital Militar; las consultas crecieron un 30% en cuatro años Por Fabiola Czubaj | LA NACION Cada lunes, Juan Manuel está pendiente de que su mamá organice todo para no faltar a equinoterapia. Al día siguiente, en la pista techada del Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín, el autismo no es una barrera para subir corriendo al entrepiso, donde espera su turno para bajar a ejercitar con los caballos. Mientras, dibuja y logran convencerlo de que también escriba y lea. En la pista, acaricia al caballo asignado y monta de panza. Casi no quedan rastros de la fobia que hasta hace poco le impedía disfrutar de una mascota. Con 25 años, Juanma, como le dicen todos, es uno de los 95 pacientes del equipo de especialistas en terapia con equinos del Hospital Militar Central (HMC). Su programa para chicos con trastornos del desarrollo o de personalidad, dificultades de aprendizaje o discapacidades motoras ya da que hablar en América latina. La demanda de atención creció un 30% en cuatro años. Son 15 chicos, 40 adolescentes y jóvenes y 40 pacientes "avanzados" del Servicio de Equinoterapia y Rehabilitación Ecuestre del hospital del barrio de Las Cañitas. A 200 metros de allí, en el picadero del predio de los Granaderos, los pacientes se cruzan dos veces por semana. Los esperan cuatro caballos criollos mansos desde pasadas las nueve de la mañana. Mientras sus padres participan de talleres, los "jinetes" de 3 años en adelante disfrutan de lo que más les gusta: la parte práctica de un programa que los ayuda a expresar sus emociones, adquirir autonomía (algunos hasta empezaron a viajar solos en colectivo o utilizar dinero), mejorar el rendimiento en el aula o darles movilidad a partes del cuerpo paralizadas. Natalia, por ejemplo, necesita bastones para caminar por un defecto al nacer. Pero en la pista es una verdadera amazona. Es que cada sesión equivale a cinco sesiones de kinesiología tradicional. El calor que transmite el cuerpo del animal distiende y estira los músculos del paciente; el movimiento del lomo al andar estimula el sistema nervioso central y moviliza la estructura musculoesquelética. En ese trabajo práctico, también participan los soldados a cargo de los caballos. A veces, los chicos hasta los pueden ver en el tradicional uniforme de Granaderos. "Llevamos el consultorio de salud ampliado al picadero. Con la imagen del caballo, los instructores de equitación, los auxiliares de pista, los kinesiólogos y los soldados mostramos que el tratamiento se hace con amor, eficiencia y responsabilidad", explicó la licenciada en trabajo social Silvia Perrone, encargada del servicio del HMC (informes: (011) 4576-5730). El ingreso es por derivación médica. La etapa de admisión dura un mes. La mayoría son pacientes con trastornos generalizados del desarrollo, hemiparesias y cuadriparesias (debilidad en uno o ambos lados del cuerpo por una lesión cerebral por falta de oxígeno) y trastornos de la personalidad. El trabajo se planifica por áreas, con las escuelas comunes y especiales de los chicos, y por edades. Incluye la práctica del uso de números, tiempo, letras y límites con el caballo. "Es un enfoque integral, multidisciplinario, en el que acompañamos a los pacientes y sus familias desde los 3 años hasta la adolescencia. A través del contacto y la intervención asistida con el caballo y el entorno natural, propiciamos aprendizajes en todas las áreas del desarrollo", resumió la psicóloga Marcela Aldazabal, instructora de equitación y segunda jefa del servicio del HMC. Con "un consultorio al aire libre" y el trabajo grupal, se "propicia el desarrollo de la comunicación, la socialización [...] como el conocimiento de las emociones o la construcción de los procesos simbólicos que sustentan los procesos cognitivos más complejos", dijo. Los resultados del equipo de más de 11 profesionales que dirige la doctora Mirta Stagno y asesora el profesor doctor Germán Falke se difundieron por el mundo en reuniones de la especialidad. Los convocaron de Brasil para comparar los efectos del programa con los de otras terapias, como se vio en el II Simposio Internacional de Equinoterapia y Rehabilitación Ecuestre. "Nuestra modalidad es única en América latina y, por lo que sabemos, en el resto del mundo, porque unimos la atención de los pacientes y la orientación a los padres en los consultorios externos del hospital con las actividades en pista y los talleres", coincidieron Aldazabal y Perrone. Ya se organizó un grupo de pacientes de nivel avanzado, que realiza ejercicios al paso, trote y galope. Se están preparando para las Olimpíadas Especiales y competencias en la disciplina paraecuestre con volteo y monta terapéutica. Una batería de tests estandarizados confirma el avance de los chicos. "Equinoterapia es un logro más en la vida de Juan Manuel y espero que siga porque conseguir sus espacios es fundamental -contó Matilde, la mamá del más veterano del grupo-. El equipo tiene constancia y aunque Juanma no se vuelva un jinete, lo sigo llevando porque halló otro espacio. Es un éxito impresionante."

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