miércoles, 12 de febrero de 2014

Artritis infantil: de qué se trata

Es una enfermedad crónica que ataca las articulaciones del cuerpo y afecta a 1 de cada mil niños menores de 16 años, la importancia del diagnóstico precoz para mantener tareas cotidianas La artritis infantil plantea en los más pequeños el desafío de poder llevar adelante una vida normal, principalmente en todos los aspectos ligados al movimiento. Y allí es cuando aparece el diagnóstico precoz como pieza fundamental para que esto pueda ser posible. Para la mayoría de las personas la artritis es sinónimo de artrosis y, por lo tanto, un problema que sólo enfrentan los adultos. Sin embargo, mientras ésta última se debe a la erosión progresiva de los cartílagos por el paso del tiempo, la artritis es una enfermedad crónica que afecta sobre todo a las articulaciones del cuerpo, y puede llevar a la discapacidad. Contrariamente a lo que se suele creer, puede afectar a los más chicos: de hecho, es una enfermedad que afecta a 1 de cada 1.000 menores de 16 años. Cuando los afectados son tan jóvenes se habla de artritis idiopática juvenil (AIJ). Se estima que en la Argentina hay aproximadamente 10 mil niños con esta enfermedad. "¿Qué significa idiopática?, que el origen es desconocido. El doctor Rubén Cuttica, jefe del servicio de reumatología pediátrica del Hospital de Niños Pedro de Elizalde explica a Infobae: "Lo que sí se sabe es que existe una predisposición individual; el organismo puede estar predispuesto genéticamente a padecerla y un disparador, como situaciones de estrés emocionales, una infección o un traumatismo alteran el sistema inmune y la desencadena". Diagnóstico preciso Como no todos los chicos presentan igual manifestación de la enfermedad, la artritis puede ser difícil de diagnosticar. Sus síntomas son comunes a otras dolencias y no existe un análisis que la identifique por sí solo. Por eso, el pediatra suele indicar diversos estudios (radiografías y análisis de sangre) para descartar otras enfermedades y así asegurarse de que está frente a una AIJ. Los reumatólogos pediatras son los especialistas encargados de atender estos casos. "Los síntomas no son exclusivos de la enfermedad y para que el pronóstico sea bueno es fundamental un diagnóstico precoz. Lo que recomendamos es que un niño con un dolor musculoesquelético debe ser llevado a una consulta con un reumatólogo. Los pacientes con fiebre de origen desconocido o que tienen episodios de erupciones en la piel también", aconseja Cuttica. Según el experto, por la demora en consultar al reumatólogo hoy suele pasar un año entre que el niño comienza con los síntomas y recibe el diagnóstico preciso. A tiempo El principal síntoma de la artritis es la inflamación de las articulaciones, que se tornan rígidas, calientes, hinchadas y dolorosas. Esto limita los movimientos del niño y deteriora su capacidad funcional, es decir, su habilidad para realizar por sí solo tareas cotidianas tan simples como abrir una canilla, bañarse o ir a la escuela. Si bien conocer el diagnóstico puede ser un momento difícil para la familia, los niños con AIJ tratados adecuadamente suelen tener grandes posibilidades de recuperación, y la mayoría crece y se desarrolla de forma prácticamente normal. Para eso es fundamental el apoyo y la compañía de los padres. A diferencia de la curación, que ocurre cuando se tiene la certeza de que una enfermedad desapareció definitivamente, se habla de remisión cuando los síntomas desaparecen, pero nadie puede asegurar que no regresarán en algún momento. Este es el caso de la AIJ en la que, gracias a los nuevos tratamientos disponibles, los brotes comienzan a espaciarse y a perder intensidad. Al respecto María Judith Iglesias, jefa del servicio de kinesiología del Hospital de niños Pedro de Elizalde, aclara: "Es importante saber que esta enfermedad en algún momento puede entrar en remisión definitiva y los pacientes hasta dejan de tomar la medicación". El doctor Cuttica coincide y agrega: "Lo ideal es tratarla lo más tempranamente posible y de la forma más intensa. Cuanto más precozmente se frene la actividad de la enfermedad, mejores van a ser los resultados". Ambos especialistas insisten en la importancia del diagnóstico precoz y en un abordaje interdisciplinario del paciente, donde el pediatra y el reumatólogo trabajen codo a codo con el oftalmólogo, el traumatólogo, el terapista físico y el psicólogo, entre otros profesionales. "No se puede prevenir la enfermedad pero sí la discapacidad", aseguran. "Para mejorar el movimiento primero hacemos un plan de ejercicios terapéuticos para apuntalar el déficit del chico y después, cuando ya está mejor, vamos reemplazando esos ejercicios por otro tipo de actividad física. La realidad es que bien tratado un niño no tiene por qué dejar de hacer las cosas típicas de su edad: como andar en bicicleta, correr y jugar con sus amigos, hasta practicar taekwondo, danzas o cualquier deporte siempre que no sea de choque, ni en un nivel competitivo", amplia Iglesias. Por último, el doctor Cuttica añade: "Además de lo articular y lo muscular, esta es una enfermedad de las llamadas sistémicas, quiere decir que puede afectar otros órganos: la vista, el riñón, el hígado, a veces el aparato cardiovascular. Sin embargo, los chicos que empiezan un tratamiento tempranamente pueden lograr hacer una vida normal". De la aspirina a los tratamientos biológicos "Al principio lo único que teníamos eran la aspirina y los corticoides", señala el doctor Rubén Cuttica, al reflexionar sobre la evolución del tratamiento de la artritis idiopática juvenil (AIJ) en los últimos 50 años. "Sin embargo, debido a los corticoides los pacientes no crecían, se hinchaban, tenían aplastamientos vertebrales, cataratas. Las articulaciones andaban mejor pero los efectos adversos eran tremendos", recuerda el especialista. Según relata Cuttica, un momento importante en la historia de la AIJ fue el desarrollo de medicamentos llamados modificadores de la enfermedad, "frenaban su evolución, pero veíamos que al cabo de dos años de ser administrados perdían efectividad y la enfermedad se reactivaba". "Recién en 1985 se empieza a usar el metrotexate para tratar la artritis adulta y comenzamos a probarla también en los chicos, aunque con cierto temor porque era experimental. Hoy se transformó en la droga de inicio del tratamiento. En 1999 aparecen los biológicos y actualmente nadie duda de que los biológicos han cambiado la calidad de vida de los chicos", asegura. Existen distintos tipos de AIJ, cada una de ellas con sus características particulares y diferentes grados de gravedad, por ejemplo la artritis sistémica, si bien es menos frecuente que los otros tipos de la enfermedad (se estima que afecta a entre el 10% y el 20% de los pacientes con AIJ), es la forma más severa. "Para este tipo de artritis juvenil, no teníamos nada, hasta que ya entrada la primera década del 2000 aparecen los bloqueantes de la interleuquina 6, el tocilizumab, y el bloqueante de la interleuquina 1. Eso para los sistémicos fue un cambio rotundo. Uno ve que la calidad de vida para estos chicos es totalmente diferente a la de los que se trataron con aspirina y corticoides. Hoy evolucionan bien y tratados en tiempo y forma pueden desarrollar una actividad normal". Existe una guía online gratuita para pacientes y familias que conviven con la Artritis Idiopática Juvenil (AIJ). Se puede acceder a su versión online a través de la página web del laboratorio Roche.

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