miércoles, 23 de julio de 2014

Para especialistas, las personas mayores aceptan mas usar lentes que audifonos

Buenos Aires, 13 de julio (Télam).- Las personas mayores aceptan con más facilidad utilizar lentes que audífonos, aunque ambos objetos se usen como forma de paliar una deficiencia sensorial que se presenta con el paso de los años, aseguraron especialistas en fonoaudiología, quienes destacaron la importancia de consultar ante los primeros síntomas de pérdida de audición. "Hace ya un tiempo que los anteojos se aceptaron socialmente, de hecho, hoy lo usan hasta por una cuestión estética personas que no los necesitan. Sin embargo, las personas mayores tienden a resistir la indicación de un audífono porque se asocia con la discapacidad", dijo a Télam la fonoaudióloga Mónica Matti. La especialista señaló que "el problema es que las personas mayores toman como natural la pérdida de audición y no piden ayuda, y esto puede ocasionar que los inconvenientes progresen". Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada tres personas mayores de 65 años tiene pérdida de audición, es decir, 165 millones de personas en todo el mundo tiene "presbiacusia". "La presbiacusia es una consecuencia de la pérdida de células sensoriales y puede darse a nivel más periférico, lo que sería un daño en el caracol que provoca hipersensibilidad al ruido pero pérdida de la audición aguda", explicó la fonoaudióloga Alicia Zubizarreta, asesora audiológica de Widex Argentina. La especialista explicó que "también puede afectar al nervio auditivo, que sería el trayecto que el sonido hace desde el caracol hasta el cerebro, en este caso el caracol puede estar bien, no molestarle el ruido pero la persona no puede seguir la conversación con normalidad porque el habla va más rápida que su capacidad de transmisión neuronal". Zubizarreta indicó que "también pueden darse casos mixtos". Este proceso comienza a darse a partir de los 40 años y se intensifica después de los 65 o 70. Sin embargo, el nivel de hipoacusia dependerá de la carga genética de la persona, de sus condiciones de vida, de si ha estado expuesta a trabajos con ruido, si toma alguna medicación específica y otra serie de factores. "Lo que comienza a suceder ante la falta de audición es que la persona empieza a dejar de participar en reuniones porque no llega a escuchar lo que dicen, deja de ir al cine, al teatro, se queda aislada en los grupos y eso va provocando angustia", describió Zubizarreta. En tanto, Matti, responsable del Área de Calidad y Formación de GAES Centros Auditivos, explicó que "lo peor es que muchas veces la persona consulta cuando la hipoacusia ya es moderada y hace meses o años que no escucha bien, entonces lo que puede suceder es que de un problema periférico que se solucionaba con un simple audífono, se generó un problema en el procesamiento auditivo causado por la `deprivación`, esto es, la falta de estímulo". "La consulta ante los primeros síntomas es central así como el equipamiento (audífono) permite numerosas ventajas para el paciente y, aunque no todos aceptan su utilización inmediatamente, los profesionales tenemos la responsabilidad de concientizar sobre los beneficios, sobre todo en el orden de lo social", dijo Matti. En tanto, para Zubizarreta parte de la negativa por usar el audífono tiene que ver con el prejuicio de que "escuchará todo muy fuerte y le aturdirá la cabeza". "Por supuesto que esto no es así. Es importante que la persona sepa que el audífono es algo que se tiene que ir graduando junto a los profesionales hasta lograr su mejor rendimiento, no es que se pone y listo, puede llevar hasta cinco sesiones", informó. Por eso, resaltó, la tarea de los fonoaudiólogos "es brindar la información y contención necesaria para que la persona pueda decir todo lo que le molesta e intentar corregirlo y graduar el audífono de manera tal que sea una solución real que le permita superar la frustración y el aislamiento que la presbiacusia genera". "Una vez que la persona se adaptó al dispositivo manifiesta un gran alivio que repercute en él y en su entorno, ya que dejan de tener que estar todos a los gritos, de escuchar la televisión fuerte, o de preocuparse porque la persona no escuchó el teléfono o el timbre", completó. (Télam)

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