viernes, 26 de septiembre de 2014

Qué dicen los medios de comunicación cuando hablan de discapacidad

Los prejuicios abundan. Cómo salir de un modelo rehabilitador y pasar a uno social que genere verdadera integración. Algunas de las claves para informar de manera accesible e inclusiva. Los prejuicios son construcciones muy arraigadas que se manifiestan de distintas maneras. Y cuando se trata de discapacidad aparecen en todas las formas posibles. Esos prejuicios se producen muchas veces por desconocimiento, desinformación o temor; porque abundan los estereotipos y también porque es más fácil hacer de cuenta que "no pasa si no me sucede a mi". Además, muchas veces los medios de comunicación contribuyen a profundizar estas ideas y sentimientos. Todo esto ayuda a conformar una situación evidente: las personas con discapacidad no gozan en la práctica de la misma mirada ni de los mismos beneficios y derechos que el resto de los ciudadanos. Con el objetivo de generar otros niveles de conciencia e iniciar un camino que profundice la capacitación de los comunicadores sociales en relación a la temática de la discapacidad, se realizó un taller organizado por el Centro Universitario Rosario Inclusiva (Curi) del que participaron periodistas, estudiantes y encargados de prensa de ONG's. Las oradoras principales fueron la licenciada en Comunicación Social Eugenia Tabacco, miembro del Curi, y la periodista de la TV Pública Verónica González, quien desde hace cinco años produce y conduce un micro sobre discapacidad. ¿Por qué casi siempre se antepone la discapacidad a la persona? ¿Por qué en general no podemos ver o sentir a ese otro a partir de sus sueños, sus deseos, sus gustos, independientemente de qué problema físico o mental tiene? ¿Por qué en los medios de comunicación la mayoría de las veces se ignora el tema, se le da poco espacio y en el caso de que se difunda se muestra a la persona con discapacidad como un héroe capaz de vencer los más grandes obstáculos? ¿Por qué la discapacidad es reflejada como una enfermedad? ¿Por qué se habla de padecimiento, sufrimiento, de cargar o soportar determinada característica física o mental? ¿Todas las personas con discapacidad padecen y sufren? ¿Cómo podemos generar cambios positivos? Estas son algunas de las preguntas que se hicieron durante la jornada y de las que se intentó dar respuestas con el fin de demostrar que las palabras, el lenguaje y los modos de vincularse construyen sentido, que pueden estigmatizar, sin dudas, pero también acercar, acompañar y ayudar si lo hacemos de un mejor modo. "Cuando se ignora la temática se hace por varias razones: por no ser algo bonito para mostrar y por los sentimientos negativos que genera, en definitiva, por prejuicios", explicó Verónica González. Pero a la par, existe una "movida" mediática en la que las personas con discapacidad aparecen en notas y reportajes como seres especiales que todo lo pueden o en situaciones terribles en las que la lástima y la compasión son el eje principal (ejemplo: campañas en las redes sociales de chicos que necesitan una intervención quirúrgica y en las que se los muestra hospitalizados). Al respecto, González enfatizó que "hay una gran diferencia entre sensibilizar y concientizar". "Si hacemos una nota a una mamá que además es ciega o paralítica y reflejamos su vida cotidiana no está mal; el tema es cómo la mostramos, qué música de fondo le ponemos, qué título elegimos, y si en esa nota además hablamos sobre sus derechos, algo que se olvida frecuentemente. Por lo general queda el registro de la súper mamá, todos lloran y se emocionan pero en ningún momento, por ejemplo, se informa en la nota que tienen derecho a un asistente social o a un acompañamiento determinado por su discapacidad", comentó González . Otra equivocación frecuente, cuando de entrevistas se trata, es que si el protagonista es un adolescente o joven con una discapacidad se elige hablar con la madre o el padre y la voz de quien es en definitiva el centro de la nota, el joven, no se refleja. "La persona con discapacidad es vista como alguien aniñado por siempre, tenga la edad que tenga, incapaz de tomar decisiones o de tener autonomía. Y esto obviamente no sólo sucede en lo que muestra la televisión o el diario. Es muy común, en el caso de una persona ciega y adulta que se le diga en la calle: ojo con el escaloncito, cuidado con el bastoncito, dame la manito…”, agregó Eugenia Tabacco, mostrando que aquello que se refleja en los medios no es otra cosa que la reproducción de lo que como sociedad se ha construido. “La discapacidad no define a una persona ni es una enfermedad”, agregó Tabacco, quien sugirió que no corresponde hablar de discapacitadas o discapacitados sino de personas con discapacidad. El término paciente, tan utilizado cuando se habla de alguien con discapacidad, tampoco es apropiado; lo mismo que insistir con que es un individuo que padece o sufre determinada discapacidad. Hay personas con discapacidad que padecen lo que les tocó, es cierto, pero hay muchas otras que no lo padecen”, remarcó. Verónica González enfatizó la necesidad de generar una mayor concientización que pueda, de a poco, lograr cambios profundos y necesarios que modifiquen conceptos socialmente arraigados. “Tenemos que tener bien claro qué queremos comunicar y que eso realmente sirva para dejar, siempre, en un lugar de dignidad a las personas con discapacidad”, dijo la periodista. La discapacidad es una construcción social y por lo tanto es un concepto dinámico. “Hay que comenzar a considerar a las personas con discapacidad como sujetos en capacidad de transformar la realidad que los rodea”, señalaron las panelistas. Para informar hay que conocer. “Quienes tienen la responsabilidad de trabajar con información deben estar al tanto del marco teórico que legitima todos estos conceptos. Conocer el paradigma desde donde nos paramos es fundamental”, dijo Tabacco, e invitó a que todos los comunicadores conozcan la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad que es ley nacional. También se refirió al Modelo Social al que debemos encaminarnos (y que sale del Modelo Rehabilitador del que venimos y en el que todavía estamos) que tiene tres pilares: la dignidad, la libertad entendida como la autonomía para elegir, y la igualdad en términos de que somos todos diversos. El taller que se dictó en el Curi se inició con la lectura de un texto que escribieron Fabricio Simeoni, Germán Roffler y Federico Tinivella. “Cuando sea grande quiero ser …” se escuchó en la voz de la actriz y narradora Mónica Alfonso. Los sueños, los deseos, la alegría, la celebración de la vida invadieron la sala a través de las palabras que estos tres amigos dejaron alguna vez en un papel y que tienen la capacidad de viajar en el tiempo, de permanecer, de enseñarnos que las diferencias no son eso que falta, que amar es poder y que todos pero todos, “cuando seamos grandes, ¿sabés qué? Queremos ser felices”.

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