viernes, 11 de abril de 2014

El caballo que guía a su ama

Renata Di Pietro estaba estudiando para ser cantante de ópera, pero en 1976, a sus 23 años, mientras tomaba clases de música en la Universidad de Iowa gracias a una beca, empezó a fallarle la vista. Pronto, se le fue dificultando cada vez más leer las partituras y ver las señas que los automovilistas le hacían con las manos, así que esta talentosa soprano tuvo que abandonar la escuela. Después de mudarse al poblado de Cleveland, Georgia, en 2005, Renata empezó a depender de perros guía para poder salir a la calle. A lo largo de los años tuvo a varios a su servicio, y cada vez que uno de ellos moría por enfermedad o por vejez, se entristecía mucho porque para entonces ya eran grandes amigos. “Resulta muy doloroso porque te encariñas con cada uno de ellos”, afirma. En 2009, Renata se sintió intrigada por la información que un amigo le dio acerca de los caballos miniatura, que comúnmente viven por lo menos 30 años y pueden ser guías apacibles y fuertes. Ella decidió empezar con un garañón, pero era muy difícil controlarlo. Luego se hizo de los servicios de Angel, una potranca de pelaje blanco. La adiestró básicamente sin ayuda. “Por instinto, los caballos esquivan los obstáculos”, dice Renata. “Si estoy a punto de tropezarme con algo, Angel se coloca de inmediato frente a mí para impedirlo”. Renata, hoy de 60 años, le enseñó a Angel a golpetear con el casco cuando ella se acerca a escaleras y aceras, y también a obedecer órdenes directas. “Angel puede buscar una silla para mí y localizar la puerta más cercana”, dice. Ahora la está adiestrando para que tire de su silla de ruedas y para que lleve cosas. A pesar de su discapacidad, Renata todavía canta; interpreta duetos en eventos especiales con su esposo, el músico Carl Hummer. Angel siempre está a su lado. “Cada día lucho por reunir la fuerza de voluntad para enfrentarme al mundo”, dice. “Angel es mi caballo de batalla. Afrontamos esta contienda juntos”.

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