lunes, 2 de junio de 2014

Refuerzan la comunicación de familias con personas sordas

"A los dos años, mis padres me llevaron al Hospital Garrahan. Allí, un pediatra que escuchó mi voz le preguntó a mi mamá: «¿Qué le pasa a tu hija, que no habla?», porque yo balbuceaba. A hablar se aprende escuchando y yo no podía hablar porque no escuchaba. Después de unos estudios, mis padres descubrieron que yo era sorda", recuerda Mariana Reuter, de 42 años. Gracias a un enorme esfuerzo, terminó la secundaria. Hoy, con atentos ojos azules, lee los labios, aprendió la lengua de señas y también logró la oralización. Cursa estudios universitarios en consultoría psicológica con ayuda de un intérprete que asiste con ella a las clases y trabaja en esa profesión. Su testimonio desborda una voluntad inquebrantable. "De adolescente no era consciente del poder que tenía. Después, comprendí que somos personas sordas con derechos y obligaciones. Antes me victimizaba y ahora me siento empoderada. Somos como cualquier otro: la única diferencia es que no escuchamos", asegura sonriente. Su discapacidad la hizo transitar un largo aprendizaje. No fue fácil, pero encontró su "lugar en el mundo" y aprendió a "superar dificultades y mirar para adelante". La realidad sembró en ella una gran virtud: la empatía. Por eso, es parte de Fundasor, una ONG que atiende las necesidades de las familias con integrantes sordos e hipoacúsicos. "En Fundasor comprendemos el duelo que pasa la familia cuando nace un hijo que es diferente al soñado y surge la pregunta: ¿qué hago con mi hijo?", dice. Allí es donde la ONG brinda su apoyo, contención y asesoramiento. "Les explicamos qué herramientas pueden servirles: desde cómo encarar la educación de sus hijos hasta lo que es un audífono o un implante y el certificado de discapacidad", cuenta Cristina Alesso, hermana de Anahí, que fundó la ONG. Anahí es sorda. "Asistimos en los tres casos que pueden darse: padres oyentes con hijos sordos, padres sordos con hijos oyentes y padres sordos con hijos sordos -enumera-. Cuando en mi familia descubrimos que Anahí era sorda, se nos hizo un agujero. No sabíamos por dónde empezar (...) A todos los padres les pasa lo mismo, por eso se necesitan información, apoyo y contención. Ésa es nuestra función." Muestra orgullosa el libro que publicaron sobre la lengua de señas y el DVD sobre pautas de convivencia para familias con chicos sordos. Es el material que Fundasor ofrece a quienes lo necesitan. Cristina explica que la ONG habla de "la cultura sorda porque se trata de un mundo de silencio. En muchas familias los padres son oyentes, pero sus hijos no? entonces ¿cómo se pueden comunicar? Un chico que no está comunicado con sus padres está aislado". Fundasor ofrece talleres gratuitos para familiares a cargo de profesionales especializados. Quienes estén interesados en participar o colaborar pueden comunicarse con Cristina al (011) 15 4927-4594 o consultar en www.fundasor.org.ar.

No hay comentarios: